El animal tenía perforadas las patas delanteras a la altura del hombro por cartuchos de postas, cuyo uso está prohibido.
Cadáver de lince ibérico encontrado en el caño Guadiamar, en Huelva. Ecologistas en Acción
El furtivismo continúa siendo uno de los grandes problemas que afrontan los linces y otras especies en peligro. Este lunes apareció el cadáver de un ejemplar de lince ibérico muerto por disparos, a manos de furtivos, flotando en la confluencia del Caño Guadiamar con el Arroyo de La Cigüeña, en el entorno del Espacio Natural de Doñana, donde vive una de las mayores poblaciones de lince de Andalucía, según ha informado Ecologistas en Acción en un comunicado.
El animal, con claro aspecto de llevar varios días en el agua, tenía las patas delanteras perforadas a la altura del hombro [en las paletillas] por cartuchos de postas, “un tipo de balas de fabricación casera que están prohibidas, incluso en la actividad cinegética”, explica Juan Romero, portavoz de la organización conservacionista en el Consejo de Participación del Espacio Natural Doñana. El cuerpo fue retirado por los agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil), que lo enviaron al Centro Andaluz de Diagnóstico para realizarle la necropsia.
“El furtivismo es la segunda causa de muerte del lince ibérico en Doñana, con el 16% de las muertes no naturales, después de los atropellos y, desgraciadamente no es el primer caso que conocemos, aunque se da la circunstancia de que siempre son archivados”, denuncia Romero. Los últimos datos del proyecto Life+Iberlince, de recuperación de la distribución histórica de la especie, de 2018 –fecha en la que finalizó el programa– indican que la tasa de mortalidad anual de la especie durante el transcurso de todo el proyecto fue de 20,27% y en las poblaciones históricas de Doñana y Andújar-Cardeña, donde ha aparecido el lince muerto, del 17%. La principal causa de estas muertes son los atropellos, con un 32% de las muertes y el furtivismo con un 24%. Unas cifras que varían según la población analizada.
Romero recuerda los casos “más sangrantes” de linces de la población Aljarafe-Doñana muertos por disparo: Esponja en Moguer con 13 proyectiles, Viciosa en Villamanrique con 30 proyectiles, Fario en Almonte; otros ejemplares sin nombre: uno en Aznalcázar con 30 proyectiles, dos linces más en la Finca Las Mulas de Hinojos y el más reciente en Bollullos del Condado. Para Ecologistas en Acción, “la única solución es aplicar el Código Penal, y para ello es necesario dotar de recursos y reforzar el personal tanto de Agentes de Medio Ambiente como del Seprona en la comarca de Doñana, muy mermados en los últimos tiempos”.
“Matar ejemplares de una especie protegida no debe quedar en la impunidad, y menos en el caso de especies en las que se invierte mucho esfuerzo económico y social, a través del fondo Life de la Unión Europea que está dando resultados prometedores para la recuperación del lince ibérico”, concluye el portavoz de la organización.
Francisco Palomares, científico de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y experto en el felino, explica que los peores momentos de furtivismo se vivieron hace 30 o 40 años, “aunque el problema sigue existiendo”. “En la década de los ochenta y novena no había practicamente población reproductora fuera del parque nacional y era por el furtiveo”, explica. “Ahora se ha avanzado algo y los linces sobreviven fuera del parque, antes era raro que lo consiguieran más de dos o tres meses”, añade. Además, hay que tener en cuenta que no se encuentran todos los ejemplares muertos. Los linces que caen por atropellos son “fácilmente detectables”, indica el informe de 2018 del Life+Iberlince, pero si fallece por enfermedades, peleas o furtivismo, esa posibilidad “es muy remota a no ser que porte un collar de radioseguimiento”. Por ese motivo, consideran que las muertes por esas causas estarían infravaloradas.
¿Por qué se dispara a un lince? “Puede ser la herencia de un pasado cuando se le consideraba alimaña, un competidor directo por los conejos, aunque ya se ha demostrado que donde hay lince hay más conejo, y es un conocimiento bastante asentado en la población”, responde Palomares. “Pero siempre hay personas que están fuera de todo e igual lo hacen por orgullo personal de tirar a un animal salvaje y, en el caso de que se consiga detener a la persona, se necesitan pruebas muy claras para que se condene a alguien por este tipo de delitos, sin contar con que todavía subyace ese pensamiento de ‘no lo vas a meter en la cárcel por matar a un bicho”, añade.
Romero mantiene que “la persona que lo ha matado es un delincuente y un furtivo, no un cazador, y lo ha hecho queriendo y para hacer daño porque es muy complicado confundir a un lince con otra especie y no tiene ningún tipo de aprovechamiento, tampoco como trofeo”.
Encontrado muerto por disparos un lince ibérico en un arroyo cercano a Doñana
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